Los de Pablo Laso encadenan su tercer trofeo seguido, desde el año 2012, y repiten victoria y escenario como hace doce meses cuando también vencieron en el pabellón vitoriano ante el mismo rival.
Sólo tuvo color blanco el partido por el título porque el Real Madrid siempre fue por delante, salvo unos segundos en el inicio del partido. Además recuperó sus constantes habituales de juego veloz, alegre y alta anotación hasta llegar casi a los cien puntos.
Sergio Llull fue el baluarte de este triunfo, con 21 puntos y fue nombrado además por ello mejor jugador del trofeo de la Supercopa.