El Sevilla conquista la Nueva Catedral en la Europa League

Tras unos primeros 45 minutos con excesivo respeto, los 'leones' buscaron la portería del jovencísimo David Soria con más descaro. En un choque de tanta igualdad, los detalles marcarían las diferencias, una materia en la que Aritz Aduriz es todo un experto. El delantero rojiblanco, tocado por una varita en una temporada de ensueño, no necesita de excesivos balones para cumplir con su cometido goleador, y nuevamente amplió su idilio con el gol.

El extremo bilbaíno se confió en demasía al ceder un balón a su guardameta con la cabeza, realizando una dejada demasiado corta que dejó vendido a Herrerín ante el robo de Banega. El argentino le cedió la bola a Kolodziejczak, que llegó desde atrás, para que anotara a portería vacía.

La picardía hispalense dejó en evidencia al 'león' rojiblanco, que se marchó del terreno de juego visiblemente tocado, ya que el gol no solamente supuso un mazazo para el público, sino que también nubló el juego del Athletic en el peor momento posible.

Los contraataques rápidos metieron en su salsa al galo Gameiro, que actuando como un puñal constante complicó en gran medida el trabajo de la defensa vasca. En una de estas acciones, el delantero encontró el apoyo de Iborra, salido al campo en la segunda parte, para que culminara una acción desviando suavemente el esférico con la bota, lo suficiente para que Herrerín no pudiera reaccionar y la victoria se consumaba en la Nueva Catedral.