Los relámpagos blancos paralizan Mallorca

El Real Madrid acudía al Iberostar con la ardua misión de seguir las estelas de sus máximos rivales en el campeonato, Atlético de Madrid y Barcelona. Por su parte, el club bermellón deseaba prorrogar su buena racha y amargar, definitivamente, la vida al conjunto blanco en Liga.

En un frío ambiente, Mourinho volvió a alinear a Essien en el lateral izquierdo y como novedad a Modric en la medular junto a Alonso, por lo que se certificaba que se buscaba un juego más ofensivo y de construcción.

El partido empezaba de cara del Mallorca, cuyos jugadores mantenían la posesión del esférico en los primeros compases, creando casi todas sus ocasiones por la banda de Essien. Sin embargo, nadie se puede dormir en un partido de fútbol, y menos con el Real Madrid; de una pifia mayúscula del central Anderson, Higuaín pescó el primero para los suyos al fusilar a Aouate con gran facilidad.

Ante este desastroso comienzo, el club balear intentó pelear y conseguir poner en apuros a la defensa merengue con varios corners que provocaron que Casillas volviese a las andadas, que evitó un golazo de N´sue con un centro chut que se fue envenenando hasta que la sacó el “santo”.

Así, cuando se acercaba el ecuador de la primera parte, Ronaldo conseguía sumar el segundo tanto al casillero blanco. Una gran presión sobre la salida de balón local provocó que una serie de fugaces combinaciones entre los magos blancos, que acabó con el balón cruzado del luso en las redes con la asistencia del “Pipa”.

Todo esto aniquiló el espíritu del club local, que vio como en tan solo 20 minutos se encontraban por debajo del marcador a pesar de que estaban cuajando una buena actuación, excepto en defensa. En realidad, el verdadero problema fue el rival y su efectividad, los cuales te sacan del partido antes de que parpadees.

Tras el 0-2, tuvo lugar una serie de ocasiones intermitentes para ambos equipos con mucho peligro en todas ellas, pero el marcador no se movió y el colegiado decretó el final de los movidos 45 minutos.

La segunda parte empezó marcada por un ritmo lento con pocas ocasiones, pases largos y abundantes faltas, lo cual le satisfacía a los visitantes tras la tormenta vivida en Dortmund.

Las primeras acciónes de peligro las tuvieron en sus pies Hemed y el recién sustituido Arizmendi, pero la defensa merengue evitó la respuesta local con sus grandes intervenciones.

Este aliento de esperanza mallorquín se esfumó gracias a los dos relámpagos que pusieron el 0-4 en menos de 4 minutos, con goles de Higuaín y Ronaldo nuevamente. En el primero de ellos, el argentino recibe un gran pase del ´7´ para terminar la jugada con el interior de su pie derecho; en el cuarto gol, se invierten los papeles de nuevo: Higuaín asiste a Cristiano que, tras una buena recuperación de Modric, define al primer toque.

Para mas inri, el Madrid consiguió endosarle una manita al filo del tiempo reglamentario. Una jugada iniciada por Morata, que cedió para Özil y éste, con su centro, permitió que Callejón pusiese la guinda al pastel merengue.