La desertización de los estadios españoles

El problema viene ya de años atrás. Da pena. Se trata de la poca afluencia que podemos ver en los distintos campos de fútbol españoles de Primera y Segunda división, sin importar el equipo visitante que acuda al estadio local.
Un ejemplo claro es la última salida del Barcelona a Mallorca, donde un aforo de 23 000 personas no se completó ni la mitad.

Pero no es culpa del aficionado, ni mucho menos. La culpa la tienen ellos: equipos, televisiones y de ciertas organizaciones como son la FEF y la LFP. Todos ellos con el mismo grado de responsabilidad en este problema.

Empecemos por los equipos. Todos han experimentado un descenso notable de abonados en este año por el aumento de los precios, por lo que podemos ver “calvas” en nuestros estadios. Las televisiones y las organizaciones llegaron a un acuerdo para que los partidos se disputasen en esta temporada los viernes y los lunes, fechas que no respetan los gustos de los aficionados y que solo llenan los bolsillos de unos pocos.

Como contraste, podemos echar el ojo a países como Inglaterra y Alemania, cuyas medidas tampoco son utópicas: precios asequibles, mejores calidades en los estadios, facilidades en los transportes y horarios que permiten acudir con la familia al estadio. Simplemente se preocupan por el aficionado que por el dinero. Un dato donde podemos reflejarlo es la media de asistencia, que supera los 50 000 espectadores en la gran mayoría de feudos.
Una cuestión a tener en cuenta es la afluencia de la hinchada visitante en otros estadios. Si en España no se superan los 100 ó 150 aficionados visitantes, en estos países los equipos cuentan con el apoyo de 1000 ó 2000 mil aficionados que se desplazan con ellos. Por ejemplo, 18 000 aficionados del Borussia viajaron con su equipo en su visita a Berlín contra el Hertha.

Es una pena que el fútbol se esté echando a perder, que se convierta en una actividad para ricos. Los equipos deben realizar medidas que se ajusten a la realidad que se vive en el país. Mejores precios y horarios que aseguren una mayor afluencia, facilitar los viajes a los estadios de otras ciudades.

Es increíble lo que sucede en este país. Quieren arruinar lo único que hacemos correctamente: el fútbol.