Un final de temporada que pasará a la historia como uno de los desenlaces más apasionantes de la historia de la Fórmula Uno: con trece puntos de diferencia Sebastian Vettel y Fernando Alonso se jugaban la posibilidad de convertirse en tricampeones del mundo. Aunque las opciones de victoria caían a favor del alemán, ya que una quinta posición le valía para ser campeón independientemente de lo que hiciera Alonso.
El Gran Premio de Sao Paulo era el escenario de la lucha final, pero también era el lugar donde uno de los pilotos legendarios de la Fórmula Uno daba su adiós definitivo: Michael Schumacher se ha despedido hoy con una séptima posición, nada mal para lo que ha sido la temporada del piloto alemán que tras convertirse en leyenda volvió con ganas de volver a luchar. Por otro lado, estaba la despedida de Lewis Hamilton de la escudería Mclaren: el británico ha disputado hoy su última carrera con la flecha plateada pero una vez más la suerte le abandonó, tras un toque con Hulkemberg que lo dejaba con la suspensión destrozada y sin posibilidad de continuar la carrera. Una mala suerte que ha ido acompañando de forma constante al piloto inglés que se despide de la escudería que ha apostado por él durante doce años, introduciéndolo en la Fórmula Uno y llevándolo finalmente a conseguir el campeonato del mundo en el 2008.
La tensión era constante y los corazones se pararon cuando arrancaron los motores: con una carrera en seco pero con algunas gotas que mojaban la pista, el inicio de la carrera se caracterizó por una agresividad del equipo Ferrari y un conservadurismo de los Red Bull. Tanto ha sido el cuidado que puso Sebastian Vettel para no tener problemas en la salida que se quedó atrasado en los primeros compases, lo que causó que finalmente chocara contra Bruno Senna haciéndole trompear y quedando con el coche dañado y en última posición. Era algo impensable ya que por un instante la balanza de la buena suerte caía a favor de Alonso, sin embargo, el sueño de un tercer campeonato se fue disipando de forma progresiva a lo largo de la carrera.
El percance del comienzo no pudo con la conducción y fiabilidad impecable de Vettel y su RB8, al que pudo colocar de nuevo en octava posición en la vuelta 8. Tras las primeras diez vueltas comenzaba un vaivén de cambios de neumáticos tras la aparición de la lluvia, con estrategias dispares entre las dos escuderías protagonistas aunque siempre similares en lo que respecta a la cooperación impecable de los escuderos de los dos candidatos al título: si hay algo de lo que deben estar orgullosos en ambos equipos es de la actuación ejemplar de Webber y Massa. En especial de éste último, que corriendo la última carrera en casa y sabiendo lo que Ferrari se jugaba, ha puesto fin a una temporada en la que el brasileño ha demostrado (especialmente en las últimas carreras) que se merece el puesto de piloto de la marca italiana. Cada vez que Alonso pasaba a un monoplaza, Massa estaba ahí para cubrirle las espaldas, e incluso si era necesario para retener lo máximo posible a los Red Bull.
Algo sorprendente ha sido la actuación de Hulkemberg con su Force India, ya que fuera de todo pronóstico ha conseguido liderar la carrera junto a los Mclaren y poner aún más difícil la opción de pódium para Fernando. Lástima que el alemán haya sido el otro implicado y perjudicado en el abandono final de Hamilton. La anécdota de la carrera corría a cargo de Kimi Raikkonen: el finlandés, que ha terminado décimo, tras una salida se vio obligado a tomar una escapatoria de la que veía factible una alternativa de volver a la zona negra…sin embargo, se vio obligado a dar la vuelta con su monoplaza y volver a pista por donde se había salido.
La lluvia intermitente daba un plus de tensión a la situación e incrementar a su vez la vigilancia entre equipos y posibles copias de estrategias. Aunque los de Ferrari tenían mucho más que ganar y poco que perder, por lo que no hubo tanta similitud a la hora de decidir que compuestos poner ni en qué vuelta parar. A falta de 5 vueltas para el final, la situación era ya desesperante puesto el tiempo se agotaba para un posible milagro: un Alonso que estuvo a rueda de los Mclaren durante casi toda la carrera a la espera de subir al pódium y un posible fallo de Vettel que nunca llegó. El asturiano cumplió su misión con un segundo puesto que le daba todavía opciones, siempre y cuando el alemán acabara octavo o peor; sin embargo a esas alturas el alemán marchaba sexto y con opción de subir una posición si fuera necesario, al tener a su compañero de equipo por delante. Finalmente en la última vuelta todo estaba sentenciado y tras un accidente de Di Resta en la penúltima vuelta el final de la temporada 2012 de F1 tuvo que hacerse bajo el Safety Car.
La alegría desbordante del equipo Red Bull no era equiparable al sabor agridulce que se les quedó a los de Ferrari, ya que tanto Vettel como Alonso habían protagonizado una temporada emocionante y sorprendente en cada cita del mundial. Ambos se merecían el campeonato con creces pero la gloria solo puede ser de uno. Aunque el piloto español ha conseguido subir al pódium, seguro que hubiera preferido hacerlo por el motivo de una doble celebración, pero el asturiano se ha sentido muy satisfecho con la temporada y ha afirmado que cuando haces algo con el corazón y entregándote al 100% puedes estar satisfecho aunque los resultados no hayan sido los esperados. También ha hecho alusión a los infortunios que ha tenido en circuitos concretos, que al no haber podido evitar, han dificultado aún más sus opciones de victoria. Y con esta carrera se pone punto y final a la temporada 2012, y aunque el resultado no haya sido el esperado, si hay algo que destacar de este año ha sido el tesón y el esfuerzo Ferrari que con una conducción mágica de un piloto español han conseguido una conjunción tan armoniosa que nada se puede considerar como fracaso, sino como una posible revancha para el próximo año. Una temporada 2013 que promete regresar con la misma intensidad y emoción que este año que dice adiós por ahora a la Fórmula Uno. Próxima cita: el próximo 17 de marzo en Australia. Hasta entonces solo nos queda esperar para una futura venganza española.
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