Málaga y Borussia nos enseñan qué es el fútbol

Málaga y Borussia nos enseñan qué es el fútbol

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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Ambos equipos contaron con oportunidades clarísimas para ganar el partido. En el próximo capítulo veremos la conclusión del mejor partido de cuartos.

Málaga y Borussia empataron a cero en un partido precioso, una delicia para el aficionado, ya sea malagueño, alemán o simplemente eso, aficionado al buen fútbol. Se vivió un intenso partido en La Rosaleda, vimos magia, vimos una atmósfera exquisita... Definitivamente, este partido es la esencia viva del mejor torneo continental de clubes.

Se preveía un partido increíble en Málaga y así fue. Los dos equipos pusieron su amor por el buen fútbol, deleitando a una Rosaleda entregada al juego desplegado por boquerones y teutones.

Empezó el equipo de Kloop dominando con su alta presión característica y sus pases en profundidad acompañados con los desmarques de ruptura. Götze tuvo la primera y la segunda, pero Caballero quiso un papel protagonista en la película del año; abortó el peligro en ambas ocasiones con grandes paradas y los aficionados se lo pagaron coreando su nombre.

Sufrían los locales con posesiones cortas y con los ataques fulgurantes de Götze, Lewandowski y Reus hasta que el equipo de Pellegrini empezó a cuidar la pelota, superar la presión rival llevando el peligro por ambas bandas y lo más importante creando ocasiones de gol. A Saviola le faltó escasos centímetros para llegar al balón de Isco y a Weligton afinar su cabezazo...

Daba por finalizada la primera parte, y lo más extraño de ella fue que el resultado siguiese igual que al comienzo; Willy evitó los goles del Dortmund, mientras que los alemanes se salvaron por la pobre finalización del ataque local.

En el segundo asalto, los locales empezaron a acomodarse en el campo, aunque no se podían fiar ni un segundo de la contra alemana, letal y fugaz. Tan pronto se perdía una pelota en área alemana, en escasos segundos Demichelis y Weligton trabajaban, siempre de forma excelente, para solventar los problemas. Mención aparte merece Toulalan. Hizo de todo el medio francés: destruyó, corrió, asistió, peleó. El mejor jugador blanquiazul de largo, exceptuando al guardameta argentino.

Llegaron los cambios. Aire fresco en el campo. Un buen Saviola se marchó por Portillo, por lo que Baptista se convirtió en la referencia de ataque hasta que salió Roque por el brasileño. Kloop hizo algo parecido, hombre por hombre arriba: retiró a Reus y dio entrada a Schieber. Lo mismo en la medular al cambiar a Kehl por Bender, dando así aire fresco a la segunda línea.

El Borussia basaba sus ocasiones en contras, mientras que los blanquiazules no salían del terreno alemán, aunque les faltaba más llegada arriba para intimidar a Weidenfeller.

La última ocasión estuvo en los pies de Antunes, pero su duro disparo salió por encima del larguero. Desafortunadamente, los noventa minutos llegaban a su fin. El espectáculo terminó. La obra al fútbol estaba terminada cuando Jonas Eriksson señalaba el final del encuentro.

El fortín blanquiazul explotó al grito del “¡Sí se puede!, acompañado de aplausos y coreando el nombre de su equipo; los visitantes también estaban contentos con el juego de su equipo, disfrutaron de uno de las mejores eliminatorias del año.

Pero no todo va a quedar aquí. La semana que viene tendrá lugar el segundo acto de este precioso capítulo de historia del fútbol. Solo nos queda dar gracias a los dos equipos por el partido que se pudo ver, porque por ellos merece la pena adorar este deporte.

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