Demasiada vida para un transeúnte Benfica

Demasiada vida para un transeúnte Benfica

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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Los turcos perdonan y tendrán batalla en Lisboa con su 1-0

El equipo turco, entrenado por Kocaman, no pudo dejar la eliminatoria sentenciada en el Saracoglu Stadium. Ocasiones no le faltaron a los blanquinegros, que dieron dos palos y un larguero para demostrar la débil defensa portuguesa. El equipo lisboeta echó en falta esa alegría en el juego de Aimar, Salvio y Gaitán (entró por ´el Payasito´en la segunda parte),  sufriendo con cada oportunidad otomana. El partido queda abierto para la vuelta, donde el Benfica tendrá que mejorar su versión para darle la vuelta a la eliminatoria y conseguir el pase a la final.
 
Comenzaba la ronda decisiva de la Europa League, esa eliminatoria que te permitirá jugar la final y, quién sabe, ser Supercampeón de Europa. Comenzó el partido con un ambiente temible, con una afición turca volcada con su equipo durante los noventa minutos, dispuesta a reventar el estadio si hacía falta.
 
Los turcos comenzaron con dudas, ya que el equipo de Jorge Jesús comenzó dominando durante los primeros 20 minutos, unos minutos con mayor confianza, peligro y fluidez que su rival; todo ello fue gracias a las internadas por la derecha de Aimar y Silvio, que se combinaban y dejaban que el argentino cayese en esta banda. Fueron 20 minutos de magia portuguesa, pero hasta aquí duró su dominio.
 
Los canarios amarillos desplegaron sus alas en el medio del campo. Topal y Meireles, ayudados por Cristian, se hicieron dueños del medio campo, robando balones trascendentales e iniciando con estos un futuro peligro en la portería de Artur. Uno de esos robos tuvo como víctima a Matic, que culminó con un centro de Webo para que Sow rematase cerca del palo izquierdo de la portería portuguesa. Comenzaba el desembarco otomano. De nuevo Sow, imparable junto a Webo tanto en el juego aéreo como a ras de suelo, metía un balón medido, exquisito, al holandés Kuyt, pero su remate lo rechazó el travesaño. Artur solo pudo hacer la estatua como admiración a la belleza de la jugada turca.
 
Nos plantábamos con una primera parte de dominio recíproco, aunque distinto: los portugueses comandaron con cariño y toque, fiel al estilo creativo, mientras que los turcos se tiraban a morder, más directos, sabedores de que necesitaban muy  poco para marcar ( en este partido sí lo necesitaron).  Para más inri, Topal decidió conquistar su zona,permitiendo la subida de los laterales y borrando del mapa al argentino Aimar y Matic, cuyos trucos hoy no funcionaron. Este dominio en todas las facetas tuvo como ´recompensa´ un penalty, aunque más bien con polémica. Kuyt dio un pase genial para una de las subidas de los laterales, esta vez por la derecha. Gönul fingía un atropello de John para que Mazic señalase el punto fatídico. Se preparó el baluarte de los turcos, Cristian, pero sus lágrimas al descanso ya mostraban el resultado del lanzamiento. Al palo, y más palo para el brasileño.
 
Segunda parte. Los 55.000 turcos allí presentes animaban a su equipo, conscientes de que el gol iba a llegar tarde o temprano. El asedio continuó con los misiles de Cristian y Meireles y el tercer palo, esta vez al tiro de Kuyt. Por parte ibérica, entró Gaitán por Aimar para recuperar posesión y protagonismo arriba, pero el resultado no era el esperado por Jorge Jesús.
 
El partido comenzaba a tornarse de color gris, con menos ritmo y muchas faltas, la mayoría de ellas del Benfica, que las usaba para frenar los menudos delanteros blanquinegros y el gran peligro generado por Cristian y Meireles. No se lo podían creer. Los tenían embotellados en el área, sufriendo de lo lindo, y el tanto no llegaba. Pero el fútbol suele ser bondadoso y premia a los que se lo merecen. De nuevo otro córner para el equipo otomano, falló mayúsculo de Melgarejo que despeja (por así denominarlo) al palo corto, donde entra el central Korkmaz con todo y poner el 1-0. Se cae el estadio de paso. La ansiada recompensa llegó, pero parece ser incompleta. Todavía quedan 90 minutos en Lisboa, 90 minutos y un solo gol que remontar para los lusos, los cuales, claro está, deberán lavar su imagen y demostrar que se merecen pasar a la Final. De momento, solo hay un equipo que se lo merece. Esa escuadra que empleó todos sus recursos para ganar: subidas incisivas de los laterales, medios centros dominadores y creativos y el poderío de sus delanteros. El Fenerbahce.
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