El equipo ché arrasó a un Osasuna que nada pudo hacer ante la superioridad de los locales. Solo los navarros pudieron dar la sorpresa cuando Mathieu despejó de forma errónea un balón de Kike Sola. Aquí se acabó el protagonismo ofensivo rojillo. Los de Valverde comenzaron a encontrarse más finos en el terreno de juego, sobre todo gracias a Banega, Jonas y Soldado. Las oportunidades comenzaron a llegar por parte local, topándose con las intervenciones de Andrés Fernández. En una de ellas, el arquero rechazó un tiro de Jonas para que Soldado acabase marcando el primero de la tarde. No podían contestar ante tanta supremacía valenciana y llegó el segundo, esta vez obra de Ricardo Costa tras rematar una falta medida de Tino Costa. Cualquier esperanza visitante por remontar en alguna jugada se disipó tras el segundo gol, encajado en el doloroso minuto 44.
Tras el descanso, el rumbo fue peor, aun más, para los de Mendilíbar. Arribas era expulsado por derribar a Soldado cuando era el último hombre. La falta, peligrosa por sí sola, la aprovechó Banega para que fuese inalcanzable para Andrés. Los navarros sufrían otra expulsión por doble amarilla de Timor, algo que ponía en bandeja la sangría de goles. El 4-0 vino desde los once metros, transformados por Jonas tras una mano de Nano.
Se cerraba así un partido fácil, demasiado fácil para tan valiosos puntos. Los del Turia amenazan a la Real, que deberá ganar mañana para mantener la distancia con sus rivales. Por su parte, Osasuna da un paso atrás en su lucha por la salvación; deberá afrontar sus bajas por las expulsiones en casa, plaza donde sí le gusta torear y matar a sus rivales. No pueden permitirse tropezar con tanta facilidad.
Si (
No(
