Fin de la locura en Castellón

Fin de la locura en Castellón

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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El aeropuerto de Castellón ya no gasta millones de euros en patrocinios, ni contrata publicidad, tampoco sigue pagando los 4.320 euros al mes por el alquiler de un ático como sede y se han rescindido todos los contratos innecesarios.

Los recortes se han venido sucediendo desde que el Consell optó por tomar las riendas de la infraestructura —aún con Carlos Fabra como presidente de la empresa pública Aerocas—, y han continuado tras el relevo del exbarón del PP por parte de José Ciscar.

Los esfuerzos por minimizar el coste de un aeropuerto que lleva más de dos años sin aviones es reflejo de los intentos para reducir el coste político de esta infraestructura. Pero también es la constatación, por parte del Consell, de que la anterior cúpula de Aerocas dispuso durante años de bula para el gasto sin sentido ni beneficio.

Ahora, hasta la previsión de pasajeros, plasmada en cinco informes de 2003 a 2011, es ciencia ficción. Se ha pasado de esperar un millón de viajeros al quinto año de operaciones a algo más de la tercera parte, unos 360.000.

Entre sus primeras medidas como nuevo presidente de Aerocas, Ciscar destituyó fulminantemente a Juan García Salas, su director general, y contrató una auditoria con el objetivo de “optimizar recursos y obtener ahorros”.

A Salas estaba previsto buscarle un sustituto pero, hace unas semanas, el portavoz del Consell dijo que no habría recambio puesto que habían llegado a la conclusión de que no hacía falta contratar a una persona con los conocimientos técnicos de Salas para dirigir esta empresa pública. Un cargo por el que se le han estado pagando más de 100.000 euros, contando el coste de la seguridad social, durante los últimos nueve años, sin que la empresa haya logrado que el aeropuerto despegue.

Ciscar presumió de ahorro. También de suprimir el contrato para el control de la fauna adjudicado por unos 80.000 euros al año y que se rescindió al saberse que la adjudicataria estaba inmersa en una investigación por presunto contrabando de especies protegidas y falsificación de documentos.

El Consell volverá a licitar el servicio, pero solo por 18.000 euros anuales. Según Ciscar, únicamente es necesario controlar la plaga de conejos y no los pájaros que puedan poner en peligro unos aviones que no despegan.

Estas medidas, junto a otras entre las que cabe destacar el poner fin a la marca Aeroport de Castelló como patrocinadora de equipos de fútbol y deportistas, no es más que una forma de reconocer que en Aerocas se ha estado derrochando dinero sin control.

Y que los modelos de gestión pactados por Carlos Fabra distan mucho de lo que el actual presidente de Aerocas considera viable.

Ciscar desgranó tras el último consejo de administración el que será el nuevo modelo de gestión (el tercero) para el aeródromo: una concesión por un máximo de 2,5 millones hasta alcanzar la cifra de 360.000 pasajeros anuales. Según dijo, la cifra es “realista” y se puede alcanzar “en cinco o seis años”.

Se trata del séptimo informe. La viabilidad del aeropuerto había sido analizada en 1998, 2003, 2006, 2007, 2010 y 2011. En todos los informes, salvo en el primero, se estimó que al quinto año de operaciones pasaría un millón de pasajeros por Vilanova d'Alcolea. Ahora, con el aeropuerto ya construido, lo realista son 360.000.

La adjudicataria, en este nuevo modelo, asumirá además los servicios que ahora paga Aerocas. La previsión del vicepresidente es lograr una empresa que explote el aeródromo en 2014. El coste del aeropuerto para las arcas públicas no superaría los 2,5 millones anuales. Ahora solo falta que una empresa quiera gestionar el aeropuerto.

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