Los plenos son públicos y pueden ser grabados

Los plenos son públicos y pueden ser grabados

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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Eduardo Carnero, único concejal de Compromiso por Galicia (CxG) en el Ayuntamiento de Cualedro (Ourense), casi no ve nada: tiene una invalidez del 81% causada por una enfermedad degenerativa. El alcalde le negó poder grabar los plenos, ahora el juez le quita la razón.

El concejal, empeñado en hacer bien su trabajo, en 2012 decidió grabar las sesiones para poder escucharlas en casa y tomar notas con calma. No escribe con soltura y tampoco consigue leer las actas. Pero al alcalde del pueblo le incomodaron las grabaciones del edil casi ciego, así que Luciano Rivero (PP) prohibió cualquier grabación porque "puede interferir en el normal desarrollo de la sesión pudiendo coartar la libertad de expresión de los concejales".

Al regidor le daba igual que hubiera un micrófono de la Cadena Cope registrando el pleno, pero si que un edil decidía sacar una grabadora para registrar sus palabras, sus colegas de partido se sentían intimidados.

Rivero se sintió arropado por la amplia mayoría con la que gobierna este municipio de 1.900 habitantes apostado en montes que rodean la enorme llanura de A Limia. Ocho de los once concejales están adscritos al PP y ninguno cuestionó la decisión adoptada por su jefe de vetar el derecho constitucional que posibilita la grabación de los plenos públicos.

Tras intentar sin éxito una solución amistosa, primero con palabras y después a través de la vía administrativa, Eduardo Carnero decidió acudir a la justicia. Y un juez le ha dado toda la razón.

La sentencia dictada por el titular del Juzgado Contencioso-Administrativo número 2 de Ourense asegura que ninguno de los argumentos del alcalde está "debidamente justificado".

Incluso reflexiona sobre las actitudes de los ediles al saber que estaban siendo grabados: "Se da a entender que el comportamiento de los representantes públicos, sus opiniones y manifestaciones, varían en función de si hay público en el salón de plenos o si están siendo grabados, lo que desde luego no es aceptable".

Además para el magistrado resulta "de todo punto improcedente" que Rivero argumentase su prohibición a través de un Real Decreto que establece el "deber de guardar reserva en relación con las informaciones" facilitadas a los ediles.

Aclara la sentencia que esa cuestión no es aplicable en este caso porque los plenos, salvo excepción justificada, son públicos y pueden ser difundidos. El juez recuerda que la grabadora es "el único medio del que dispone para poder recordar el contenido" y concluye asegurando que el alcalde vulneró el artículo 20 de la Constitución.

El concejal de CxG muestra la sentencia con orgullo. Un lector automático le ayuda a navegar entre los numerosos escritos, recursos y denuncias que se le han ido acumulando en una carpeta de su ordenador durante toda esta batalla.

Su habitación de trabajo está repleta de libros de Derecho, ya que, en otro alarde de arrojo, se ha matriculado en esa carrera.

El alcalde heredó el puesto de su madre, a la que ha erigido una estatua

A unos metros de la casa, en uno de los bares del pueblo, algunos vecinos presumen de concejal cuando son preguntados: "El alcalde heredó el Ayuntamiento y se piensa que es el salón de su casa. Eduardo no le hace mal a nadie".

Y es que en Cualedro replican al dedillo los modos del clan Baltar. El alcalde heredó el bastón de mando de su madre, Marina Cuquejo, sempiterna regidora durante 27 años, desde la Transición hasta su fallecimiento, en 2006.

Antes de morir, la madre convocó unas oposiciones en el Ayuntamiento y el hijo se hizo con la plaza de funcionario que ostenta en la actualidad. En 2008, al año de llegar a la alcaldía, el actual regidor y Baltar padre inauguraban una estatua de tres metros de altura en honor a la exalcaldesa.

Una oposición que disgustaba al poder del Ayuntamiento

Los bares de Cualedro han sido escenarios indispensables en el caso magnetofón. No es la primera vez que Eduardo pretende acercar los plenos a los vecinos. Asegura que entre sus funciones está la de "divulgar mejor" la opaca política local, así que durante el primer año de la legislatura distribuyó por los cafés folletos en los que describía con palabras inteligibles para el común de los mortales qué se debatía en las sesiones plenarias.

La idea tampoco gustó y en algún caso los folletos, misteriosamente, desaparecieron de las barras.

Desde el pasado 18 de julio, Eduardo graba los plenos sin crispación. El alcalde acata (aunque no comparte) elegantemente el fallo de la justicia.

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