Alemania llegó al Mundial con un problema de talento: demasiado talento. Joachim Löw tenía tantos mediapuntas y tan brillantes que no se atrevía a sentar a ninguno, lo que dejaba un equipo explosivo de tres cuartos para adelante pero terriblemente expuesto una línea más atrás. Pero a días de Brasil, Marco Reus se lesionó y hoy Löw se decidió a jugar con tres centrocampistas (4-3-3 en lugar de 4-2-3-1): Lahm,Khedira y Kroos. Y Alemania ha volado.
Los teutones tuvieron la chispa de suerte necesaria para encender las exhibiciones. En los primeros diez minutos, igualados, Veloso le robó una pelota a Lahm que transformó en un dos para dos conducido porCristiano Ronaldo. El líder de Portugal, escorado, no pudo con Neuer, y en la siguiente jugada Khedira casi marca en un error de Rui Patricio.
Cinco minutos después, una diagonal de Mesut Özil–escorado a la derecha hoy– lideró una combinación brillantísima entre el del Arsenal, Müller y Götze, que en forcejeo con Joao Pereira terminó en el suelo. Müller lo anotó y desde ahí Alemania condujo sobre raíles.
La Alemania del siglo XXI es un placer cuando puede correr y, para pasmo de los clásicos, está permitido asociar el fútbol alemán con la estética. Kroos lanzaba desde atrás a Özil, el conductor, para asociarse con Götze y que Müller y Khedira las terminasen. En una de ellas, Götze remató a córner y desde la esquina Kroos puso un centro perfecto para que Hummels hiciera el 2-0.
Ni cinco minutos después, Pepe se dejó llevar por sus instintos más bajos y le dio un pequeño manotazo a Müller jugando el balón, rematado por otro pequeño cabezazo cuando el del Bayern estaba en el suelo, reprochándole la simulación. El árbitro sacó una tarjeta roja quizás exagerada y a partir de ahí, Portugal estaba perdida.
Müller, el enlace de la Alemania de este mundial con la Alemania de siempre, hizo el 3-0 antes del descanso, y Paulo Bento se cubrió sacando a Ricardo Costa, el central del Valencia, en la segunda mitad.
Si (
No(
