¿¡Un jugador gay!? El eterno tabú del fútbol

Justin Fashanu comenzó a despuntar en Inglaterra con tan sólo 20 años. Jugó como canterano en algunos equipos de segunda a principios de los 80 hasta recalar en el Nottingham Forest en el verano del 81. Se pagó un millón de libras por él, el primer negro que llegaba a esa cifra.

Durante los 80 tuvo altos y bajo, emigrando a los Estados Unidos, y llegó a finales de los 90 jugando en el Manchester City. Fue en ese equipo cuando en 1990 declaró abiertamente en la revista The Sun, que era gay. A partir de ese momento, colegas de profesión le dieron la espalda, y poco a poco se le fue apartando hasta que acabó jugando como semiprofesional ocasionalmente en poco más de dos años.

En Marzo de 1998 se le acusó de agresión sexual a un joven, y tras una brutal campaña de persecución por parte de la prensa amarilla y por algunos sectores conservadores del fútbol, Justin Fashanu se ahorcó en un viejo garaje de Londres. Su muerte originó una fuerte oleada de debates, ¿Había matado el fútbol a Justin? ¿Se atreverían a salir del armario los jugadores gays tras este suceso?

Actualmente el debate está servido en Alemania, dónde se ha llevado al Parlamente este tema, acompañado de diversos estudios en los que se intenta esclarecer porque este tema sigue siendo tabú en un mundo que ha ido aceptando de manera despreocupada la homosexualidad.

"La discriminación que sufren numerosos deportistas homosexuales es un símbolo de otras discriminaciones que existen en la vida de cada día y en el trabajo: por su orientación sexual, no pueden vivir la vida que les gustaría vivir", explicó Marcus Urban, ex futbolista homosexual, ante la Comisión. Según Urban, la élite del mundo del fútbol sigue siendo un círculo homófobo y cerrado con respecto a este tema debido a la intolerancia de los hinchas.

En Europa ha habido numerosos rumores y desmentidos, algunos empezaron como chismes cómicos, pero que han acabado por tornarse en acusaciones serias. Hace poco en Italia, saltaron las alarmas mediáticas al publicarse una entrevista a un gigoló que supuestamente había prestado sus servicios a varios jugadores de primera división. El escándalo llegó hasta tal punto que Marcelo Lippi, el seleccionador de la azzurra, tuvo que salir a desmentir que en la selección no había ningún jugador homosexual, y que en 40 años de profesión nunca había sabido de ninguno.

Numerosos jugadores, que no han tenido relación alguna con el ámbito homosexual, son iconos gays, como Gourcuff en Francia, a punto de ser portada en una revista gay, o como Ronaldo y Beckham, jugadores que han sido tomados como símbolos de la comunidad gay de manera unilateral por parte de ésta.

Parece ser que sucesos como la muerte de Fashanu han propiciado un clima de silencio y mutismo que impide salir con total normalidad para su carrera a los futbolistas homosexuales, y casi 14 años después de su fatídica muerte, parece que el mundo del fútbol, y toda la industria que hay detrás de él, todavía no están preparados para aceptar a un jugador gay, quizás presionados por la intolerancia de la afición, o quizás presionados por diversos organismos y sectores que apoyan financieramente a su deporte. El caso es que poco a poco, se está trabajando para cortar de raíz y eliminar cualquier prejuicio sobre jugadores de fútbol como Justin, que acabó siendo considerado en el puesto 99 de la lista “500 héroes gays y lésbicos” de la revista Gay Time.