Saberse por detrás en la eliminatoria fue suficiente para que los ‘chés’ saliesen a plantar cara en un Nou Camp donde únicamente el Real Betis fue capaz de presionar de ese modo, en este mismo torneo, la temporada pasada. Enardecidos por el siempre exultante Emery en la banda, el primer cuarto de hora fue antagónico al Barça al que estamos acostumbrados. El Valencia le robó el balón, la posesión y hasta el oxígeno a una medular azulgrana demasiado lejos del ataque y excesivamente encajada cerca de la frontal. Así, primero un desafortunado Mathieu congelaba el aliento culé para que, acto seguido, Pinto les devolviese el pulso tras aguantar a Feghouli en la que sería la oportunidad más clara para los ‘chés’ en los 90 minutos.
Con un Thiago más fallón de lo normal por momentos, se hacía necesario un cambio de rumbo para los de Guardiola. Algo para lo que, en una plantilla como la azulgrana, basta con sople el más leve viento. Y fue justo entonces cuando apareció Él, Messi, para servir al pie de Cesc un pase a la espalda de la defensa que podría haber cortar Diego Alves si hubiera salido a tiempo. Una bella vaselina del de Arenys de Mar certificaba la nueva dirección que tomaría el encuentro a partir de entonces. Antes del descanso, el cancerbero ‘che’ tuvo tiempo de enmendar su error en varias ocasiones, manteniendo a su equipo dentro de la eliminatoria ante una dupla Cesc-Messi que pudo anotar sendos goles.
La reanudación intentó mostrar el mismo guión de inicio que al comienzo, con un Pinto nuevamente acertado. Sin embargo, un disparo tras un rechace al palo del astro argentino y una intervención posterior, nuevamente, de Alves; rellenaron unas estadísticas que terminaron por reflejar lo que ocurrió en el campo. Una contienda igualada en las líneas defensivas que, sin embargo, cedería hacia el lado culé cuando Xavi y un recién incorporado Iniesta comenzaron a mimar el cuero para llevarse consigo la posesión. Más rezagado que nunca en la remontado, la puntilla llegó para un sobrepasado Emery cuando su once restó un componente tras la justa expulsión de Feghouli por doble amarilla. Con diez, sin el balón y teniendo que hacer ya no dos goles, sino tres tras el tanto de Xavi pasado el minuto 80; la ilusión terminó por consumirse para los ‘chés’.
Tras la victoria en la otra semifinal del Athletic Club, se vuelve a reeditar una de las finales más polémicas y menos “regias” de los últimos años. Barcelona y Bilbao llegan con los ánimos en plena ebullición a una final para la que, todavía, quedan más de tres meses. Por ello, y sin poder dar un claro favorito, lo único seguro es que si maestro y discípulo repiten el duelo de Liga jugado en San Mamés, motivos no faltarán para botar la gabarra al Nervión o lustrar la ya acostumbrada Canaletas. Dos históricos para poner fin a una historia especial con capital en las riberas del Ebro.
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