Míchel muestra el camino

Míchel muestra el camino

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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Tras más de 60 días sin ganar y tras un cambio de entrenador, en Nervión por fin han vuelto a celebrar tres puntos. Dos goles de los hispalenses (uno en el añadido final) bastaron para doblegar a un Osasuna que inquietó a la grada.

El Sánchez Pizjuán no está acostumbrado a pasarlo mal. Han sido muchos años de lecciones futbolísticas como para, de un tiempo a estar parte, aparentar siquiera saberse la lección. Y eso que los locales, empujados siempre por los “Biris”, salieron a por el partido de inicio. Tanto que sobre el cuarto de hora de encuentro, el chileno Medel hizo de su pierna una mira telescópica para fusilar desde lejos al meta rojillo. Cambio de rostro completo en las gradas de Nervión: su equipo combinaba, era veloz y marcaba. Míchel, debutante en el área técnica local del Pizjuán, se preguntaba sin embargo qué hubiera sido de su equipo en San Sebastián de no haber sancionado él mismo al artillero Medel.

Osasuna no se amilanó. Buscó equilibrar la desigualdad como el artesano moldea el barro, poco a poco y con más precisión a medida que pasan los minutos. El Sevilla se sintió cómodo sobre el tapiz y Osasuna intentó ser molesto. Tras varias tentativas sin fortuna de los jugadores rojillos de segunda línea, apareció en escena un personaje que no estaba de inicio en el reparto. Cuando se escribió la obra, era Varas y no Palop quien ocupaba la posición de 1. Pero cuando esta se representó, por culpa de una gripe, terminó siendo la mano prodigiosa de Palop la que obró una vez más el milagro para sacar un remate con mucha intención de Nekounam.

Con el susto en el cuerpo al descanso, no bastaron quince minutos para sacarlo afuera y el Sevilla salió descolocado. Reyes estaba fuera del dibujo, se estorbaba con Kanouté y la medular hispalense tenía más brechas que las deseadas. Nervión parecía coger aire tan solo cuando un espléndido Navas, con el cuero a cosido a sus pies, incidía como un cuchillo por el lateral. Aun así, el 1-0 seguía manteniendo en vilo a todo el estadio; más cuando Cejudo, una y otra vez, se aprovechaba de esas brechas en el medio campo sevillista y seguía poniendo a prueba los reflejos de Palop. El equipo de Míchel, mientras buscada reordenar sus filas, aprovechaba la velocidad de su estilete preferido para llevar más peligro a la contra del que Osasuna provocaba con su “asedio”.

Y, al fin, con el 93 en el electrónico, otra verticalidad del de Los Palacios culminaba con Trochowski empujando el esférico al fondo de la red y su asistente, el propio Navas, rendido sobre el césped y mirando a un cielo que devolvió al Pizjuán por fin una de esas muchas noches de estrellas que durante tanto tiempo acogió sobre el campo. Los rojillos, de haber ganado, hubiera dormido en puestos ‘Champions’. Al Sevilla, por el momento, le siguen separando cuatro puntos de la mejor competición del planeta.

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