Oda a la creatividad

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jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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El Madrid golea sin despeinarse a un Espanyol gris. Volvió el mejor Kaká.

Las bajas de Pepe y Benzemá por diferentes razones no parecían poner en peligro el potencial del Madrid, con suplentes de lujo en todas sus demarcaciones. Esta afirmación se encargó de ponerla en entredicho Carvalho en cada una de sus acciones, demostrando porque el Madrid no está dispuesto a renovarle dos años más. En el caso de Benzemá, su baja no supuso ningún bajón en el potencial ofensivo de su equipo, demostrando el Madrid una vez más las variantes infinitas que tiene en los puestos de arriba.

Comenzó el partido de una manera diferente a la que nos tiene acostumbrados el equipo de la castellana en el Bernabéu. Esa intensidad que convierte los primeros veinte minutos en un infierno para el rival no aparecía. La situación se presentaba idónea para que el Espanyol demostrara su posición en la tabla, pero el escenario pareció intimidar a todos y a cada uno de los jóvenes pupilos de Pochettino. Fue el propio Espanyol quien se suicidó en un despiste de Raúl Rodríguez, propiciando el primer gol, obra del insaciable Cristiano Ronaldo. Despertado el ciclón blanco, ya solo faltaba saber cuántos goles le caerían al cuadro perico.

El siguiente en unirse a la fiesta madridista fue Khedira, en una triangulación de auténtico vértigo junto con Ozil y Cristiano. El alemán cada vez se parece más al jugador que deslumbró en el Sttutgart y sus llegadas de segunda línea ya no son ninguna sorpresa. Terminó la primera parte con un paradón a bocajarro de Casilla a Higuaín, impresionante el recital de paradas del canterano blanco. De no ser por él, la goleada madridista podría haber sido histórica.

El inicio del segundo tiempo supuso la salida del terreno de juego de Carvalho, superado continuamente por los jugadores pericos, a favor de Varane. Por su parte, Pochettino buscó dar aire fresco con las entradas de Sergio García y Raúl Baena, un aire que se volvería estéril nada más comenzar la segunda mitad. Kaká conduce el balón y filtra un pase para

que Higuaín fusile a Casilla e inaugure su particular casillero. El argentino ponía fin a todos los rumores surgidos esta semana como mejor sabe hacerlo, marcando goles.

El monólogo madridista proseguía, con Casillas como mero espectador y con Ozil y Kaká como directores de orquesta. Fue este último quien firmaría el cuarto gol con un tiro cruzado, redondeando uno de sus mejores partidos con la elástica blanca. El brasileño recordó al jugador que ganó el balón de oro en 2007, con galopadas de una plasticidad, electricidad y practicidad espectaculares.

Todavía tuvo tiempo el Madrid de marcar otro gol con la firma del “Pipita” y Mourinho de hacer debutar a Morata esta temporada con el primer equipo. Incluso el canterano estuvo a punto de marcar, pero un estratosférico Casilla evitó el sexto.

Así terminó el encuentro, con un líder dando sensación de autoridad y un Espanyol muy blandito que no creyó en ningún momento en sus posibilidades. El equipo madridista sigue con 10 puntos de ventaja sobre su máximo perseguidor, el Barcelona, y el Espanyol por su parte sigue con su lucha por entrar en Europa. La liga cada jornada que pasa tiene un color más nítido, y ese no es otro que el color blanco.

El protagonista: Kaká. El astro brasileño estuvo en todas y cuajó un partido extraordinario con un gol y dos asistencias. Este es el Kaká que esperamos siempre.

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