El Real Madrid anda extraño, alejado de la imagen imponente que dejó en gran parte de sus partidos en el Santiago Bernabéu la pasada campaña. Recibió al Córdoba tras un solo triunfo de siete partidos de pretemporada.
Jugando a un ritmo bajo, sin apenas desequilibrio, añorando la figura de su agitador número uno, Ángel Di María, traspasado en una buena operación económica pero sin argumentos a su favor en lo deportivo.
Y es que sólo un cabezazo de Benzema y un disparo lejano final de Cristiano Ronaldo rescataron a un Real Madrid apático, faltó de intensidad, que incluso fue silbado por la afición del Santiago Bernabéu, para vencer con sufrimiento a un recién ascendido como el Córdoba (2-0), que buscó el empate con descaro.