En una noche de frío intenso en el Borisov Arena Neymar con sus asistencias y Rakitic, saliendo desde el banquillo, con sus goles evitaron la congelación de los blaugranas.
El objetivo era claro, no fiarse para no verse sorprendidos como le pasó a la Roma (3-2) y lograr el triunfo que consolidara el liderato.
Lo lograron los blaugranas no con un gran juego sino con un partido inteligente en el que apretaron a rachas buscando abrir la lata y, cuando lo lograron, tuvieron el temple necesario para buscar la sentencia sin dejar nunca desprotegida su espalda.