Una delicia de venganza

Una delicia de venganza

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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Los partidos se ganan a veces con el corazón y también con el empuje de la hinchada. De eso anduvo sobrada la Real para sacar adelante su partido contra el Olympique de Lyon, un grande de Europa, y también de buenos golazos.

Una delicia de venganza

Las grandes victorias, aquellas que colocan a los equipos entre los privilegiados de la Liga de Campeones, se consiguen fundamentalmente desplegando un buen fútbol. Y de esto la Real derrochó casi todo y aunque vino de Francia con la eliminatoria muy a su favor (0-2), el cuadro realista agrandó su figura con un juego digno de los mejores campeones.

La salida intimidadora del Olympique, con un comienzo demasiado condescendiente de la Real, estaba previsto en el guion. Dos equipos en su papel. Los franceses, apremiados por las prisas y la necesidad de remontar un resultado muy desfavorable de la ida; los donostiarras, excesivamente retrasados, pero sin perder la compostura.

Pero las urgencias de aquellos trajeron las oportunidades para estos. Una arrancada de Seferovic por la izquierda, alternando el puesto con Griezmann, permitió hilvanar un contragolpe de libro que el jugador francés quiso resolver como mandan las grandes ocasiones, con una vaselina que cayó como un copo de nieva en las manos de Lopes.

En cuanto Xabi Prieto, Zurutuza y Griezmann comenzaron a recibir balones, los de Arrasate consiguieron equilibrar el choque. La consigna era aprovechar la endeblez defensiva y la querencia atacante de los franceses.

 En cuanto los blanquiazules tomaron la pelota, despertó la genialidad de Vela y Seferovic. Zurutuza trazó un pase al mexicano, que buscó un desmarque casi en el área pequeña, burló al portero con un pase elevado a Seferovic, pero su cabezazo se encontró con un defensa, el único obstáculo que tenía delante. Después llegaron sendos disparos, muy ajustados, de Vela y Griezmann, y un posible penalti al mexicano.

La Real reencontró su fútbol, obligó al Olympique a tomar más precauciones, alejarse de las zonas donde Grenier, Benzia y Gourcuff se encuentran cómodos y son muy peligrosos. Y puso al descubierto las carencias defensivas del Lyon. Había que evitar el desorden y poner en práctica la orden de la pizarra de Arrasate: “Salimos de cero”.

Se esperaba la salida en tromba del Olympique en la segunda mitad, un equipo que otrora paseaba su potencial en la Champions, que fue bestia negra del Real Madrid y ganaba los campeonatos de su país de carril.

Pero fue la Real la que siguió con el mismo comportamiento tras el descanso, superior al rival, con más alternativas, y más valientes, para buscar la portería contraria.

A Gourcuff, sus seguidores solo le vieron lanzando desde la esquina. Fue el jugador francés que mejores ocasiones creó… para la Real. Cuando el Lyon subía en un córner, los blanquiazules tenían preparada su estrategia para salir por los tres carriles del campo hacia la portería rival.

Así llegó un zarpazo de Seferovic, con un martillo en la bota izquierda, que dio en el poste tras una veloz triangulación a la contra de Bergara y Vela. Y otro lanzamiento del delantero suizo tras una carrera por relevos entre Vela y Griezmann.

Hasta que llegó el más listo de la clase, el pillo, un jugador que emplea la picardía y la intuición en todos sus movimientos. Así en un córner, Vela, uno de los jugadores más chatos del campo, se alzó en el área pequeña, desafiando a tres gigantones defensores y al portero, para cabecear el primer tanto del partido.

Y cuando Anoeta celebraba con palmas y cánticos su regreso a la Copa de Europa diez años después, Vela logró el segundo. De vaselina (la tercera vez que lo intentaban así los blanquiazules) tras una poderosísima cabalgada, un cambio de ritmo zigzagueante que dejó tirados a cuatro defensas franceses. Solo podía terminar con una genialidad así.

Milan, Celtic, Zénit y Viktoria Pilsen completan el cuadro de Champions

El Milan, un histórico capaz en los últimos tiempos de lo mejor y de lo peor, no dio opciones este miércoles al PSV Eindhoven, que necesitaba remontar un 1-1 en contra. Los italianos cumplieron en San Siro con un contundente 3-0 en el que Kevin-Prince Boateng, en dos ocasiones, y Mario Balotelli, marcaron los goles de la victoria.

La épica la vivió anoche Celtic Park. El Celtic remontó un 2-0 del partido de ida en Kazajistán, ante el Shakter, y acabó marcando Forrest en el minuto 90 el gol del triunfo (3-0). Antes habían anotado Commons, un zurdazo desde fuera del área, y el delantero griego Samaras. Tras la diana de Forrest, el entrenador del Celtic, Neil Lennon, arrancó en una cabalgada por la banda para formar una montaña en el suelo, junto al córner, con sus jugadores, que recordó a aquella de Pep Guardiola en Stamford Bridge cuando eliminó al Chelsea en las semifinales de Champions de 2009.

Antes, el Zénit de San Petersburgo había arrollado al Paços de Ferreira portugués (4-2; 8-3 en el global). El atacante luso Danny, autor de dos goles, uno de ellos en una maravillosa vaselina, enfilaron la victoria rusa, adornada por otros dos tantos, uno de Bukharov y el último de Arshavin, de penalti.

Por último, el Viktoria Pilsen checo apeó al Maribor esloveno con una victoria anoche por 1-0 (tanto de Tcl en el minuto 3), que se unía al triunfo checo de la ida, con un claro 1-4 en el cómputo global. 

Estos cinco equipos se unen a los cinco del martes (Arsenal, Austria de Viena, el Steaua, el Shalke y el Basilea). Los 10 ganadores se añaden a los 22 clasificados directamente, un total de 32 equipos agrupados en el sorteo de Mónaco, hoy a las 17.45, en grupos de cuatro que se enfrentarán entre ellos entre septiembre y diciembre. 

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