En plena crisis económica, con las reivindicaciones independentistas alcanzando sus mayores cotas, las instituciones y los partidos políticos en su peor momento de valoración ciudadana, la Casa Real anuncia que Juan Carlos de Borbón va a ser operado en los próximos días por quinta vez en un año, pero además, que el periodo de su rehabilitación puede extenderse hasta seis meses.
Desde abril de 2012, cuando el monarca fuera intervenido en la cadera derecha tras su polémica caída en su cacería de Botsuana, hasta que finalice la rehabilitación de ésta nueva intervención quirúrgica, la quinta en año y medio (la octava operación en dos años y medio), España habrá tenido a un jefe del Estado sin plenas facultades durante dos años.
De momento, la Casa Real ya ha confirmado que el monarca se ausentará de sus dos responsabilidades más importantes del año: por un lado la celebración del Día de la Hispanidad el 12 de octubre y por otro la 23ª Cumbre Iberoamericana, que este año se celebrará en Panamá (18 y 19 de octubre).
A la primera acudirá el príncipe de Asturias -algo que hace igualmente con la asistencia del rey-, pero a Ciudad de Panamá, no viajará, ya que el heredero sólo ostentaría las funciones de jefe del Estado si su padre abdicase o si las Cortes declaran la inhabilitación del monarca y el príncipe Felipe asumiera la Regencia, conforme al artículo 59.2 del Título II (De la Corona) de la Constitución Española.
El blindaje bipartidista
Esto no ocurrirá principalmente porque los dos partidos mayoritarios del arco parlamentario (PP y PSOE) no se plantean reconocer la imposibilidad del rey "para el ejercicio de su autoridad", como reza la Carta Magna que tienen que proceder para activar la Regencia, una figura de carácter transitorio, pero que, por la edad del rey (75 años), adquiriría carácter permanente de cara a la opinión pública.
Lo confirmaron en abril, cuando Juan Carlos de Borbón volvió al quirófano para ser operado de una hernia discal, y lo mantienen a día de hoy. Además, fuentes de ambos lados reconocen que el reconocimiento parlamentario de una inhabilitación del rey partirá del propio rey, salvo una situación imprevista, por ejemplo y en este caso concreto, que surgiese una complicación en la mesa de operaciones que dejase al monarca en coma y lo incapacitase plenamente.
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