Los viejos rockeros nunca mueren

Los viejos rockeros nunca mueren

jueves 16 de octubre de 2014, 19:11h

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Pasan los años y pasa el mismo tiempo para todos, pero no para todos pasa igual. De entre todos los jugadores de fútbol son pocos los elegidos que consiguen mantenerse hasta bien entrados los treinta con la chispa de un veinteañero. La vuelta de Scholes y Henry a sus clubes fetiche ratifican la máxima de que “Los viejos rockeros nunca mueren”.

Los viejos rockeros nunca mueren

Hace ya trece años que Thierry Henry llegó al Arsenal de la mano del eterno gunner Arsene Wenger avalado por el técnico francés que ya le tuvo a sus órdenes en el 94 como jugador del Mónaco. El mismo Henry que marcó 226 goles con los gunners para luego emigrar al Barcelona, dónde ganó una Champions y posteriormente a los NY Red Bulls como retiro dorado. El mismo Henry que ayer jugaba con el Arsenal su partido 370 después de 5 años sin vestir la camiseta del club de los Dial Square y que volvió al club de sus amores ante la llamada de su mentor Arsene Wenger.

Fue llegar y besar el santo porque el francés marcaba su gol número 227, un gol que le dio la victoria a su equipo ante el Leeds United y que permitió a los de Londres pasar a la siguiente ronda en la F.A Cup.

Otro caso del “Síndrome Lázaro” es la resurrección de Paul Scholes, que se retiró del fútbol a final de temporada. Ferguson, ante la plaga de lesiones de sus centrocampistas, llamó al hechizero de Old Trafford y le dijo “Levántate, y anda”, y el colorado inglés acudió raudo a la llamada de su antiguo jefe. Debutó al igual que Henry en la F.A Cup, mejor dicho, re-debutó nada más llegar, y a punto estuvo de marca en una ocasión ante el City. Scholes se vió cómodo y asistió a la victoria de su equipo ante su gran rival, al cual apeó de la competición copera vengando así la última goleada que sufrió a mano de los citizens. Paul Scholes debutó con los Red Devils en el 93, y carga sus espaldas con 677 partidos y 150 goles en el club de sus amores.

La hornada de los jugadores de mediados y finales de los 70, la que dominó los finales de los 90 y casi toda la pasada década, se va diluyendo y se va perdiendo para dejar paso a los ochenteros. A las retiradas de Cannavaro, Van der Sar Vieira o Makelele hay que sumar los último coletazos de estrellas de los 2000 como Sevchenko, ahora en el Dinamo de Kiev, Del Piero en la Juve, Totti en la Roma, Raúl en el Schalke, Giggs en el United o Clarence Seedorf en el Milán.

Se avecina un cambio de ciclo radical de aquí a dos o tres años, en el que los noventa quedarán lejos. Pero aunque cien años pasen, los últimos románticos, los viejos rockeros, nunca morirán.

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