Tras derrotar este sábado en las semifinales del torneo de Pekín al checo Tomas Berdych, que tuvo que abandonar el partido por una lesión de espalda cuando iba 4-2 en contra.
El duelo duró únicamente 37 minutos y a Nadal le supo a tan poco, que cinco minutos después de su victoria, ya estaba entrenándose en las pistas exteriores del Centro Nacional de Tenis de Pekín para sudar algo más y preparar ya la final.
Berdych, ganador en Pekín hace dos años, y que viene de disputar la final en Bangkok la pasada semana, había atisbado en la víspera que tenía ciertas posibilidades de vencer a Rafa por primera vez desde 2006 en Madrid, y romper así la racha de 14 derrotas consecutivas desde entonces ante el zurdo de Manacor, pero no contaba con su lesión.
De esta forma tan sencilla, sobre todo después de los problemas que Nadal tuvo en cuartos ante el italiano Fabio Fognini, el español ganaba el encuentro, se clasificaba para la final que disputará el domingo contra el ganador del partido entre el serbio Novak Djokvovic y el francés Richard Gasquet, y lo más importante recuperaba el puesto de número uno del mundo, que no ocupaba desde el 27 de junio de 2011.